: Retroroc: El extraordinario caso del alpinista indecente

El extraordinario caso del alpinista indecente

        Mientras iban emplazando los campamentos de altura él intentaba desgastarse lo menos posible para estar en las mejores condiciones cuando llegara el momento de atacar la cumbre. Ya en el campo base había tramado todo tipo de argucias para trabajar lo menos posible, lo que iba en detrimento de sus compañeros que empezaban a verle el plumero. Su mano derecha en la expedición compartía  con él la afición por la política y los dos estaban afiliados al partido. No se sabe muy bien si en la financiación de la expedición -de la que se ocupó personalmente el alpinista indecente- hubo algunas irregularidades, pero, inevitablemente sugestionados por el adjetivo, hemos de pensar que con seguridad las hubo.

        En el transcurso de la expedición se "fichó" inesperadamente, o sea, fuera de la previsión, a un alpinista de élite extranjero que se encontraba por allí. -¿Que quieres venir con nosotros?, preguntó el alpinista indecente, Oui, Oui..., dijo el extranjero, Mmmhh...Son un millón de cucas, que aquí vamos a escote, ¡Mon dieu! ¡¿quarante mille francs!?, Eso mismo, lo tomas o lo dejas.
A pesar de contar con el apoyo de calidad del alpinista extranjero, la expedición no logró culminar la cima y el alpinista indecente regresó al campo base en unas lamentables condiciones de salud. Ésta circunstancia no fue óbice para que al regresar a su ciudad, en rueda de prensa, el alpinista indecente comunicara a los periodistas el gran éxito de la expedición, incluso detallando la falsedad de que se había conseguido la cumbre por una nueva ruta. La realidad es que el fraude quedó destapado por las declaraciones del alpinista extranjero, pero esto le importó poco al alpinista indecente porque el millón de cucas estaba ya en su bolsillo. Esto era lo verdaderamente importante para el alpinista indecente, que tras esta expedición  orientaría su vida a amasar de forma ilícita ingentes cantidades de dinero y a practicar el alpinismo con helicóptero, que resulta bastante más descansado.

     Quizás esta historia, por la frecuencia poco deseada con que se repiten situaciones semejantes, pueda parecer una entre tantas, pero profundizando un poco en el asunto de las devociones políticas que profesaban el alpinista indecente y su mano derecha extraeremos algunas conclusiones que, aunque absolutamente hipotéticas y basadas en ideologías, permitirán reflexionar sobre las miserias de la condición humana. El alpinista indecente y su mano derecha militaban en el partido desde muy jóvenes. Seguramente fue aquí donde se empaparon de la doctrina liberal que regiría el resto de sus vidas y la aplicaron hasta sus últimas consecuencias llevándola hasta su otra afición: el alpinismo. Siempre se ha dicho que en el alpinismo los valores de solidaridad y trabajo en equipo prevalecen ante todo,  pero cuando de satisfacer egos se trata siempre habrá personas cuya máxima será  el ande yo caliente y ríase la gente. Ellos pertenecían al grupo de "los elegidos", a esos que consideran que es ley de vida que una una masa de idiotas trabaje a lomo caliente para que ellos, que "saben" manejar el mundo, puedan darte de comer... y poco más. Son los amos del mundo y tienen esa "sabiduría" para manejarlo, porque los idiotas han nacido para eso, para ser idiotas y generarles su poder, o sea, su dinero.

        Con una juventud exultante aparcaron sus retos alpinísticos para dedicarse de pleno a la política. Ocuparon cargos que les permitieron practicar todo tipo de villanías y corruptelas para poder  vivir, ellos y generaciones de descendientes, con la solvencia más que necesaria para llevar una vida a todo trapo y no pasar ningún tipo de penurias. En realidad desconocían lo que son las penurias de verdad, pues provenían de familias influyentes con abundantes recursos, y las penurias que uno se busca en la montaña pueden englobarse en el popular dicho de sarna con gusto no pica.  Su currículum deportivo lo tenían ya completado con algunas ascensiones de cierto mérito y ahora podían vivir del cuento apoltronados en sus cargos. En una época en que los practicantes no eran muchos y en un país entonces a la zaga de las grandes potencias alpinísticas, ya se sabe, como hoy vamos de refranes, que en el país de los ciegos el tuerto es el rey.

3 comentarios:

  1. Tarde o temprano todo acaba saliendo. Los que antes eran heroes hoy son villanos. Te recomiendo la lectura de un post que publiqué en mi blog relacionado con lo mismo.
    http://www.perversiovertical.blogspot.com.es/2013/02/el-mon-es-un-mocador-i-perdoneu-me-el.html

    Saludos

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  2. Bien dicho, y lo mejor de todo es que en esta vida/mundo, tienes que ser mu fino pa que la gente sepa que es lo que haces o dejas de hacer.TODO SE SABE,aun con las típicas distorsiones ( cosa del bocaboca ).
    Y siendo así me parece que la sinceridad....al final,resulta la mejor de las doctrinas, pa vivir decentemente. Que no??? SEMOS LO QUE SEMOS

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  3. El alpinista indecente hoy ya va a pasar los días que le quedan en la cárcel, que es donde debe estar. Y no por ser alpinista o por tener un historial molón, como esos chicos de buena familia que se echan un tiempo de camareros o en la construcción y les luce. Se va a la trena por chorizo, por creerse impune y por haber demostrado en los negocios lo mismo que demostró en el monte: que es un jeta que se siente más allá de la ley y de los mortales, de la canalla trabajadora.
    Que se le termine de blanquear el pelo y la piel entre rejas. Total, por el honrado y sudoroso monte hace mucho que no se le veía.

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