Reequipar

Le conviene un reequipamiento

Más gorda sería mejor

   Es evidente que sustituir viejos buriles por anclajes fiables está más que fundamentado. Lo que ya no está tan claro para la comunidad de escaladores es  la acción de colocar anclajes fijos donde antes no los había. Decir esto a estas alturas   resulta una perogrullada,  pero los humanos "semos como semos". Si a finales de los años 80 se generó un debate en el que algunos no entendieron algunas premisas básicas, ahora, en los tiempos que corren, continúa habiendo gente que piensa, sin entender, que cada uno es libre de hacer lo que le de la gana, y ya no en sus propias aperturas, sino también en las de los demás.  "Retroespitar" clásicas bajo un único lema  como "La seguridad ante todo" o "Todos tenemos derecho a escalar", no es del todo razonable.

     Tampoco lo es reequipar vías deportivas con más anclajes de los originales, argumentando que en un distanciado te puedes voltear y pegarte contra la pared, o que "...es que hay que chapar después del paso difícil" (y me da culo tener la chapa a metro y medio de los pies).

Lo que parece que sí está claro es que no existen reglas de manual para acometer un reequipamiento, aunque la lógica dicta que, cuando menos, el reequipador debe  haber escalado la vía  con anterioridad antes de meterse en el ajo. Esto a menudo falla, pues el altruista reequipador, muchas veces en grupo, tiene o tienen interés en reequipar la vía precisamente por que no la han hecho nunca, y no la han hecho nunca porque nunca se han atrevido a hacerla.

La conocida "Raya" de "la Carnavalada"  (7b_1984)  al Mallo Pisón (Riglos)
  ya se encadenaba sobre los buriles de 1965  (foto: Luis Alfonso)

     Para ponerse a reequipar hay que tenerlo muy claro. Hay que intentar consensuar opiniones y tener unos criterios personales fundamentados en nuestra experiencia y en la de los demás. Se debe tener en cuenta que no es lo mismo reequipar una burilada que una ruta de trazado y equipamiento complejo en la que habrá que tomar decisiones mucho más difíciles de atinar, y por supuesto, se debe tener respeto a los demás, no solo a quién ideó y trabajó la ruta, sino a toda la comunidad escaladora.

      La escalada no es un deporte seguro por definición. Se puede pensar que como antiguamente no existían ni los medios ni los materiales de hoy en día, había que exponerse a peligros en la actualidad evitables , pero esto no es así, ni mucho menos. Antaño, el que no se quería exponer burilaba a metro o pitonaba en exceso y todo solucionado.

Ahora, el que no quiere correr riesgos puede  rapelar agujereando la roca con un taladro mecánico y colocar una expansión unas 10 veces más rápido que a mano. Esta es la diferencia fundamental de antes y ahora. Ni una acción ni otra dignifican especialmente la escalada, pero la realidad es que  en los años 60 y 70, quien  emprendía una directísima de más de 200 metros burilador en mano, era un currante de cojonera que tenía una elevada capacidad de sufrimiento, aspecto que sí dignifica a la persona. Las vías de equipamiento cutre no se deben reequipar  con chapas por sistema. También hay que dejar opciones a la autoprotección, aunque ésta sea de mala calidad. En este tipo de vías  reequipar las reuniones y algunos puntos que se han pitonado decenas de veces, originando un boquete equivalente a una presa tallada, puede ser más que suficiente. Otro aspecto a tener en cuenta en un reequipamiento es evitar  que el resultado final oculte por completo la identidad de la vía.  Si en algún momento se decide añadir una chapa donde no la había (que aunque "no esté del todo bien"  en circunstancias puntuales puede tener justificación) es importante no retirar los seguros prehistóricos como tacos, pitonisas y clavijones. ¿Qué mejor museo para todo esto que las propias rutas?