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El hombre sin metas

     De pequeño, cuando jugaba en el patio del colegio, no pensaba en que de mayor quería ser como Cruyff. Tampoco quería ser policía o astronauta, ni nada de lo que suelen querer ser los niños cuando son pequeños. Nunca se planteaba llegar más lejos, le gustaba hacer lo que hacía en cada momento y cuando le atraía otra cosa dejaba de hacer la anterior, aunque se le diera bien y pudiera depararle expectativas satisfactorias. Con la escalada le pasó parecido pero distinto, pues desde la adolescencia hasta que fue mayor nada le gustó más para dejarlo...y lo distinto fue sólo eso. Lo parecido fue que con la escalada también tenía un futuro prometedor, pero como no tenía metas su carrera quedó "truncada" al poco de empezar.

     Pero al hombre sin metas no le parecía una carrera truncada (por eso arriba lo pone entre comillas) porque como no tenía metas tampoco había nada que pudiera quedar truncado sin comillas.
Al poco de empezar a escalar destacó como una joven promesa, y cuando alcanzó la plenitud física consiguió superar un grado de dificultad próximo al máximo de aquel momento. Entonces tuvo la oportunidad de plantearse un reto, de llegar un poco más arriba, de acercarse más a la "meta", pero eso era difícil, y al hombre sin metas no le gustaba especialmente que las cosas fueran difíciles. Lo que había conseguido lo había conseguido como consecuencia de su forma de vida y también de una cierta habilidad innata. Él mismo puso la barrera en un lugar cómodo que le permitió hasta bien entrada la madurez, con más de treinta años de escaladas y a punto de la decadencia, mantenerse a duras penas con sus objetivos a corto plazo.

     Sus objetivos a corto plazo eran sólo pequeños proyectos, que no metas.  Porque para conseguir una meta indefectiblemente hay que llegar, pero un proyecto es simplemente eso, un deseo o intención de ejecutar algo, que puede concluir con  éxito, o no. Algunos de aquellos proyectos que concluía -con o sin éxito- en realidad no era él quien se los planteaba, sino que los proyectos eran los que se le planteaban a él, y no es que fueran otras personas quienes se los plantearan; como acabamos de decir eran los propios proyectos los que le atrapaban, sin haber motivos especialmente razonados para que eso sucediera, si es que los proyectos pueden tener razones.

     En muchas ocasiones había intentado escaladas que en su momento consideró factibles,  consiguió con pocos intentos decenas de encadenamientos con una caída, otras veces quedó a pocos largos de algunas cimas, pero nunca volvió para concluir con éxito aquellas escaladas. Otras rutas, sin embargo, le atraparon durante tres meses seguidos, e incluso durante tres años a ratos, ya hemos dicho que sin ningún motivo especial, quizás sólo por la fuerza de las circunstancias.

     El hombre sin metas era práctico por naturaleza, a la vez que escéptico y pesimista, condiciones que habitualmente -sin ser necesariamente complementarias- se desarrollan en el individuo interrelacionadas. Si un proyecto a corto plazo le atrapaba sin razón, él buscaba un argumento que le permitiera justificar, por decirlo de alguna manera, la tenacidad necesaria para acometerlo, aunque siempre teniendo presente que éste podría culminar sin éxito. Y tenacidad no le solía faltar cuando por obligación, encomendada o autoimpuesta, tenía que dar algo por bien terminado.  Pero  encadenar una vía o culminar una escalada inacabada eran asuntos que nunca entraban en la materia de las obligaciones, y es precisamente por eso que el hombre sin metas disfrutaba a fondo de la escalada y nunca había dejado de practicarla, pues al no tener metas, tampoco tenía frustraciones.

6 comentarios:

  1. Sabias palabras Set, toda la razón del mundo. Lo has conseguido....

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  2. Interesante, aunque uno podria razonar que incluso, el no perseguir metas es una en si misma,una, poco común de ver y muy loable a mi parecer, pués requiere de una conciencia propia y de una seguridad admirable para no dejarse conta...minar por lo cuantificable (ó el yacuzzi del ego,si se prefiere)y en vez, alimentar el espiritu de lo espontáneo.Sea quién sea,le deseo muchos y buenos momentos, no asi a nuestros politicos, que éstos ya se los pillan ellos sólos.

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  3. Hola soy el hombre CON metas y leyendo tus comentarios creo que estamos muy cerca el uno del otro.
    Puede resultar paradójico pero es posible.
    Como te iba diciendo soy el hombre CON metas. Soy muy creativo con mis metas, me invento listas, colecciones, objetivos que me motivan. No las hago públicas porque para empezar yo no soy famoso ni importante más que en mi casa. Mis amigos conocen unas, otras no, a veces cuento alguna de mis metas a uno y a otros no según me dé.
    Soy bastante práctico si las metas no me motivan o gustan las cambio, total las he puesto yo.
    Registro todas mis actividades en cuadernos que sólo leo yo y llevo el registro del cumplimiento de mis metas en documentos privados. Me da cierta verguenza que los vean y rara vez a alguien le he enseñado alguno de esos documentos.
    Mi mujer me dice que si un día se cabrea conmigo y me quiere hacer daño quemará mis cuadernos.
    Soy el hombre CON metas y de verdad me siento cercano a tí hombre sin metas. Soy feliz y si alcanzo alguna de mis metas relleno el hueco con nuevas metas.
    Disfruto a fondo la escalada, tengo mis épocas obsesivas pero leyendo lo que dices tu también. Dices que no tienes fustraciones, bueno... todos las tenemos lo que deduzco es que si te fustras cambias de idea y ya está y entonces hacemos lo mismo si una meta no me gusta o me viene grande la cambio.
    Curiosamente llevo unos meses sin metas, no estoy mal aunque me gusta tener metas, la diferencia la pueden notar mis amigos que me dejo engañar con más facilidad a sus planes porque los míos pueden esperar.
    Los extremos se tocan y estamos muy cerca querido hombre sin metas. Tal vez la única diferencia que percibo es que seguramente yo soy más egoísta que tú.
    Pero como digas que también eres egoísta entonces somos realmente parecidos.
    Un abrazo hombre sin metas, deduzco que eres feliz, enhorabuena, esa es la clave.

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  4. El hombre sin metas es un personaje de ficción. Cualquier parecido con un hombre con metas es pura paradoja, como bien has dicho, Chavi.

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  5. Mierda, ya me volví a colar en un blog de filosofía,....¿Donde están los laterales, aderencias y bidedos mal paridos,...?
    Gran Buda eres un artista...

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  6. cara y leyendo al hombre sin metas me he sentido talmente identificado , luego he leido alhombre conmetas y me he sentido totalmente identificado ¿?

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