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La Concurrencia, extrañada tras conocer
los resultados de la clasificación final,
se lleva las manos a la cabeza.
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En 1986, en Panticosa (Huesca) se celebró la primera competición nacional de escalada. Participaron cinco catalanes, un madrileño y un aragonés. El experimento, que entonces resultó bastante curioso, en la actualidad rayaría lo estrambótico. La revista Extrem, que se editaba en Barcelona desde principios de los 80 hasta mediados los 90, publicó el acontecimiento con una foto en la portada del Nº 21 y una crónica en las páginas 2, 3 y 4.
El Rocódromo Gaston Rébuffat (que se dejaron un f), en Monzón, cumplía con todas las expectativas para el escalador moderno. Ideal para la práctica de la rana, técnica básica y fundamental para el escalador de los 80, y perfecto para el entreno de fisuras y Off-width, imprescindible para eso de los viajes al Yosemite. Además, los mecanismos aseguradores, bueno, más bien instrumentos que mecanismos, corrían por cuenta de las instalaciones, con un práctico y cómodo sistema inviolable...que se dice.
...y es que la moda ochentera no tardará en volver...y si no al tiempo, que a lo mejor dentro de poco os veis vosotros mismos de una guisa parecida...o peor, aunque parezca imposible.